En el mercado de la formación encontramos diferentes metodologías. ¿Cuál es mejor? Según para quién, según para qué… Como casi todas las decisiones que tomamos en la vida, no hay cosas buenas o malas, sino cosas más adecuadas o menos adecuadas al objetivo que nos planteamos alcanzar. Así que podemos analizar que ventajas y desventajas tienen cada una para saber qué nos conviene más.
Si nos centramos en los participantes, hay un tipo de alumno ideal para cada metodología de formación de las que la Fundación Tripartita diferencia:
>> La Formación Presencial es ideal para el alumno enganchado a su agenda, a su móvil, a su día a día, que le cuesta desconectarse del mundo para concentrarse en solo una cosa. Estar encerrado y controlado le ayudará a aislarse y centrar su energía en el contenido del curso. Es un alumno sociable, que aprende más y mejor cuando lo hace en equipo, cuando participa y contrasta opiniones. Aporta experiencias y se interesa por las de los demás. Acepta su rol de alumno con naturalidad, se deja liderar por el formador y se nutre de él para afianzar su autoconfianza.
>> La Formación a Distancia es ideal para el alumno que quiere imprimir su propio ritmo a la formación. Gestiona su tiempo de manera disciplinada y conoce sus momentos y lugares propicios para estudiar. Por eso prefiere un manual que se pueda llevar a cualquier sitio y consumir a su antojo. Es un alumno analítico y reflexivo que disfruta de encontrar y resolver los problemas por él mismo. Como alumno es impaciente y le motiva sentir que tiene el control de su propio aprendizaje.
>> La Teleformación es ideal para el alumno que está totalmente implicado en el entorno 2.0. Necesita tener un rol activo y de autogestión. Lo que consigue centrar su atención es la sensación de interactividad y libertad. Le gusta resolver sus dudas al instante, sentir que tiene montones de información a su alcance y que puede pasar de una tarea a otra para complementarlas a favor de su aprendizaje. Está familiarizado con la comunicación por Internet, no le parece fría e impersonal, sino que disfruta de encontrar perfiles muy diversos con sus mismos intereses.
Aún así, el tipo de alumno es sólo uno de los parámetros a valorar cuando elegimos metodología. Otros parámetros a sopesar serán el precio, la logística, el propio contenido o los medios técnicos, por poner algunos ejemplos.
En cualquier caso, todos ellos son bonificables, así que no hay empresa que deba tener miedo en experimentar nuevas formas de trabajar. Mientras tenga un mínimo de 6 horas (repartidas como tú quieras a lo largo de todo el año) y que los participantes sean del régimen general, la Fundación Tripartita no se va a meter en cómo tú quieras organizar tu formación.
Éste es un artículo que escribí para la bitágora de ágora recursos humanos.