Yo que soy formador, ya hace muchos años que me di cuenta que cuando alguien compra un curso no está comprando conocimientos o experiencias. Lo que realmente está comprando es lo que van a obtener con ese curso.
No tiene valor el contenido por sí mismo, el valor está en los beneficios que van a cambiar la vida del participante. Algunas de las cosas que compran son:
- Trabajar más rápido y ganar tiempo.
- Estar más seguro y garantizar el empleo.
- Ascender o mejorar la situación en la empresa.
- Ganar más dinero directa o indirectamente.
Por estas cosas uno sí que está dispuesto a pagar. Porque eso sí que tiene significado para el comprador. El contenido o el esfuerzo que hay detrás de la organización del curso, para el alumno, no tiene significado.
¿Qué pensáis que vale una ración de patatas bravas?
Dos patatas cocidas y fritas con uno chorreón de salsa encima parece algo demasiado barato para lo que nos suele costar. Nadie lo pagaría.
Pero lo pagamos, porque lo que estamos comprando no son unas patatas, es un tiempo de ocio, la compañía, las risas, el fresquito de una terraza, la tradición del verano… Por eso sí que estamos dispuestos a pagar.
Así, que ahora piensa: ¿qué es lo que realmente están comprando cuando compran tu producto?