Los motivos para no ejercer el liderazgo pueden ser que no tienes herramientas, que no te sientes cómodo, que no tienes formación, que no tienes la autoridad de tu equipo… Vale, búscate la excusa que quieras, pero estás evadiendo tu responsabilidad.
Cuando tú, director, no quieres o no sabes ejercer el liderazgo, mejor deja que un líder natural haga esas tareas y apóyate en él para dirigir a tu equipo. Pero ¡ojo! el líder natural, como es evidente, no es el que tú eliges o designas, sino aquél que tiene la autoridad (conferida por el propio equipo) suficiente para que lo admiren y lo sigan. Y no hace falta designarlo porque todo el mundo sabe quien es.
Si aún así, has hecho el error de elegir a dedo un líder para que te haga el trabajo sucio (lo expliques como lo expliques todo el mundo lo va a identificar) al menos asegúrate de no cometer los siguientes errores:
– No elijas a alguien que tiene menos conocimientos y experiencia que todo tu equipo junto. Todos se van a preguntar: por qué esa persona está al mando. Las conjeturas (de las más chistosas a las más conspiranoicas) van a intoxicar el ambiente de trabajo.
– No vayas con el cuento de que todos sois iguales cuando claramente hay alguien a quien has dado más poder. Tu equipo no es tonto y si les dices eso van a pensar que tú sí que lo piensas.
– No permitas que se creen bandos. Y es lo que probablemente va a pasar. Este pseudolíder va a necesitar apoyos ante el rechazo general. Así que intentará tejer una red que le acerque a algunos miembros representativos del equipo o traerá su propia comparsita en forma de “fichajes estrella”. Y de ahí a que haya dos frentes abiertos, hay un paso.
– No dejes que esa persona te quite la poca autoridad que te queda. Si le dejas que te contradiga, que se salte tus normas o que desdiga tus órdenes para imponer las suyas, te está anulando como director.
– Y por último: no pierdas de vista la idea de tu negocio. Esto implica no dejar que este nuevo líder empiece no sólo a actuar sino también a pensar por ti en cómo tiene que ser tu negocio. Y tu negocio es tu vida y tu idea. No acabes trabajando en tu propio negocio para el sueño de otro.
Estas recomendaciones, te las hago, director, porque ya he visto en mis años como consultor y formador en empresas, que la mayoría de problemas de un equipo están en un liderazgo mal llevado. No son suposiciones, son observaciones de casos reales que he vivido.
Así que yo te recomiendo que delegues tareas y otras responsabilidades, pero no tu principal responsabilidad: la de liderar. Y si no eres capaz de ejercer un buen liderazgo, prepárate para ello y déjate ayudar, mientras, por el líder natural de tu equipo.